Cada vez que me encuentro a mi amiga Marina y le pregunto de su vida, ella me responde: “Construyendo y ¿tú?

Yo me quedo paralizada tal y como el retrato de un héroe de independencia y solemnemente le respondo: ¨tu sabes, pensando, escribiendo y tocando puertas.

Hasta ahí llega mi conversación con Marina. Ella no me dice nada más y yo termino enredada pensando si ella es parte de esas teorías de conspiración y de intriga de los libros de detectives.

Hoy me la encontré en Starbucks. Marina estaba concentrada mirando su taza de café y seguramente maquinando su famosa construcción y extrañamente tenía muy poco maquillaje. Corrí y le di un gran abrazo y le pregunté: ¿Cómo estás? y por supuesto, me respondió: Construyendo y ¿tú?.

Para mi asombro le respondí: “Yo igual que tu, construyendo también.

¿Qué estás construyendo?~ me preguntó medio intrigada y con una gran seguridad le respondí sin vacilar: Una balsa.”

¿Una balsa? – me preguntó sorprendida – ¿Para qué?

Mientras me mordía la lengua por haber hablado más de lo debido y mirando al horizonte tal y como un capitán que conoce su rumbo, le respondí:

De acuerdo al Departamento de Trabajo, el índice de desempleo entre los hispanos tuvo una bajada notable en enero y se ubicó en el 11,9 por ciento de esa fuerza laboral. Aunque sigue  por encima de la tasa general de desempleo, que es del 9 por ciento, sin embargo todavía los datos muestran que aproximadamente 13,86 millones de personas quisieran tener un empleo pero no lo encuentran.

¿Y? me miró como si me faltara algo más por decir.

“Bueno” – le respondí – “si no hay empleos ni hay un muro por saltar, que mejor idea que construir una balsa por la única salida que tenemos en Ohio: el río.”

¡Que interesante tu plan! Lorena, sabes que yo también he estado últimamente construyendo un plan de salida.

¿De verdad? – Le pregunté – ¿Pero por qué un plan salida y no de regreso?

Es un plan de salida porque necesito salir de la casa de mis suegros con quienes he estado viviendo junto a mi esposo en los últimos meses porque perdimos nuestras casas y nuestros empleos. Es por eso que he estado construyendo una salida a esta situación tan difícil en la que estoy – me respondió Marina con una mueca en su cara.

Sentí una gran sensación de solidaridad y con unas palmaditas en la espalda le respondí:

“Te entiendo, no eres la única que esta pasando por tan díficil situación, es por eso que para subirme los ánimos, se  me ocurrió la idea de construir una balsa para sentir que tengo otra opción en la vida. Tu sabes, la balsa para mi es el plan B, es la palanca que puedo jalar en caso de emergencia.”

Me sonrió y me dijo que le explicara mejor eso de la balsa.

Te imaginas el título en la primera plana del periódico local: Las balseras de Ohio

Cincinnati, Feb. 17: Un grupo de valientes latinas cansadas de no encontrar trabajo y de vivir con sus suegros, decidieron construir una balsa para embarcarse por el río Ohio con destino a cualquier lugar tropical para buscar otro sueño que no sea el americano, porque se despertaron y lo que están viendo y viviendo no es nada bonito. Al preguntarle a la capitana hacia donde se dirigian, explicó: “Necesitamos llegar hasta donde podamos enterrar todas las angustias, depresiones, tristezas y para quitarnos de una vez por todas, esa pava que nos ha estado acompañando los últimos años. Queremos empezar a construir otro sueño, nuestro propio sueño.”

“Jajajaja” – se río mi amiga en mi propia cara, pero no me molesté, al contrario, me alegré mucho verla sonreír.

Jajaja, que buena historia y me puedes decir quiénes son las tripulantes de la balsa de Ohio.

Bueno –  le respondí contando con mis dedos las dos amigas que me apoyan en mi salomónica idea – “Anita es una contadora que perdió su trabajo y se comprometió a comprar los materiales y llevar los gastos del viaje; Beatriz es una decoradora que sabe hacer cosas increíbles con sus manos y estoy segura que si ve el diseño de la balsa, ella la construye y por último yo, que voy a poner el dínamo.

¿Dínamo? – me preguntó intrigada

Si el dínamo. Sabes muy bien que mi familia me dice siempre  que yo mando más que un dínamo. Si mandar es lo que hago bien, entonces el dínamo es lo que voy a aportar. ¿No te parece? El dínamo lo vamos a necesitar en caso de que nos quedemos varadas y tenga que pedir ayuda a un bote para que nos empuje  o simplemente para mandar a la tripulación: agarra aquí,  pon eso allá, quita aquello. Tu sabes, en honor a mi familia.

¿Qué te parece la idea? – le dije emocionada – Necesitamos una costurera que nos ayude con las velas ¿Te nos unes?

Marina me miró y me dijo: Lorena esa idea es genial, pero yo soy mas realista. Aunque muy divertida tu historia, sin embargo yo prefiero seguir construyendo un plan que definitivamente me lleve a encontrar un trabajo y una nueva casa.  Yo te recomiendo que sigas pensando, escribiendo y tocando puertas porque esa es la balsa que te va ayudar a salir de Ohio y no el sueño de estar en la primera plana del períodico local.

Marina se levantó y se alejó sin despedirse. Se fue concentrada en su famosa construcción y yo me quedé  con mi balsa hecha pedazos y sin saber que otra cosa hacer con ese bendito dínamo.

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Artículo originalmente publicado en Mujer Latina Blog