El 29 de abril del 2011 el mundo celebró la boda del Principe William y su plebeya novia Catherine. Para los entendidos fue la boda del siglo, para los otros plebeyos que como yo poco sabemos, fue la mejor oportunidad de engancharnos en la televisión para ver los rostros que tanto hemos visto en la revista Hola.
No había cantado el gallo cuando con un alicate, un rollo de alambre, un gancho de ropa, un pañuelo de seda, unas cuantas plumas y con la delicadeza de una diseñadora de Haute couture, doble el alambre y pegué el plumero, coloqué el pañuelo y así con mi sombrero Real me sentí lista para ser parte de esta gran boda real.
Llamé a mi hermana por Skype y ella con su taza de té y yo con mi sobrero, decidimos comentar sobre la boda como todas unas ¨connoisseur¨ de la moda y de la aristocracia
Entre sorbos discutíamos de lo fácil que era ir de lo chic a lo ridículo, pero también lo difícil que era para la nobleza tener su propia identidad, especialmente cuando se vive en una sociedad tan conservadora y tradicional como es la de la monarquía inglesa.
El traje amarillo de la reina nos dejó sin aliento y tuvimos la oportunidad de desengancharnos de la televisión, para al fin, vernos la cara.
Mi hermana emitió un grito medio nervioso y con la mirada enganchada en mi sombrero Real, me preguntó:¨Pero, ¿Qué es eso?¨
Con una gran sonrisa le respondí: ¨Es mi sombrero Real¨
Con una carcajada me dijo: ¨No será mejor un gancho Real¨
Medio molesta le contesté que no todo lo Real era real, pero que los sombreros le daban a la nobleza un toque más real a lo que supuestamente era muy Real.
Me miró sin entender y de pronto nos enganchamos nuevamente en la televisión al ver que detrás de la reina, al lado del principe, cerca de una princesa sentada junto al otro principe, estaba la otra princesa que era la prima del duque, en fin, esta princesa estaba sentada en la Boda Real con un sombrero que parecía más bien un gancho real.
En tono nada aristocrático le dije a mi hermana: ¨ Ves que mi gancho es tan real como el gancho que la realeza usa en una Boda Real ¨
Decidimos seguir enganchadas en la Boda Real y volvimos a lo real cuando nos enteramos que la luna de miel se había pospuesto porque el novio tenía que regresar a trabajar.
Nos reímos como dos plebeyas y decidimos tomarnos otra taza de té para celebrar que hasta en la Realeza las necesidades reales existen. ¡Hay que trabajar!
Nos despedimos para continuar las labores del día a día.
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* Los personas e historias son ficticias a la realidad cualquier parecido es pura coincidencia