Estimado Maestro Ninja,
Gracias a Wikipedia pude aprender sobre lo que significa ser todo un Shinobi. Es por eso que, muy respetuosamente, le escribo para solicitarle muy lo siguiente:
Soy una mujer hispana que vive en Cincinnati, Ohio y recientemente descubrí que, gracias a mi increíble lucidez mental y a mi traje negro de ejercicios, puedo ágilmente encontrar las mejores ofertas que ofrece el Viernes Negro.
Gracias al libro Buke Myōmokushō del historiador militar Hanawa Hokinoichi pude conocer entre otras cosas, que los Ninjas disimuladamente viajan a otros territorios para juzgar la situación, pueden caminar entre obstáculos para descubrir brechas y hasta pueden entrar a lugares en forma secreta para… bueno Maestro Ninja, usted conoce muy bien lo que dice el respetado Sr. Hokinoichi.
Ahora bien, si el Sr. Hokinoichi está en lo correcto, estoy frita.
Sí con un simple traje negro me volví ágil y sin ir a otros territorios descubrí las brechas que separan a las Latinas con el mercado hispano. Además. gracias a mi nueva lucidez mental, he podido ver cuántos obstáculos adicionales enfrentamos las mujeres en nuestro trabajos y en nuestro diario vivir. Así como también, he visto como las hispanas de Ohio somos invisibles en el Hispanic Mainstream.
Maestro ¿Eso me hace una Ninja?
Aunque no creo que sea la Ninja violenta del Manual del Sr. Hakinoichi, sin embargo, siento que soy toda una Ninña porque así me llama mi madre.
Desde Ninña se me enseñó a ser educada y a enfrentar las barreras con una amplia y fresca sonrisa en mis labios, tal y como toda una flor de Margarita. Lamentablemente vivimos en tiempos donde eso no es suficiente para derribar las barreras que encontramos las hispanas y estoy segura que, usted y sus Ninjas, me pueden enseñar cómo eliminarlas.
Maestro Ninja con toda humildad le pido, y si no le causa inconveniente alguno, que me agregue a su escuadrón de Ninjas, pero si no le molesta, me gustaría tener el nombre código Ninña Margarita, usted saber, en honor a mis ancestros.
Maestro, estoy segura que podemos hacer un buen equipo, por mi parte yo le puedo enseñar a sonreir como las Margaritas y usted me puede enseñar el truco de ser visibles cuando somos invisibles y viceversa. También, si es posible, me puede enseñar cómo tener la fuerza mental para lograr enfrentar las barreras que se nos coloca y que nos impide mostrar el gran potencial de trabajo que tenemos las hispanas de hoy.
Si no le molesta, me gustaría saber su respuesta lo más pronto posible y mis Sumimasen por mi atrevimiento.
No se preocupe en enviarme una espada Katana, no creo que la necesite, ya que con la pluma de mis ancestros he podido escribir y seguiré escribiendo sobre las aventuras de La Ninña Margarita: La Voz de las Latinas Invisibles.
Dômo arigatô gozaimashita, Ki o tsukete,
Lorena
La Ninña Margarita