Tener una hija adolescente es algo nuevo para mi, y sin familia cercana que me aconseje, he aprendido a manejar sus hormonas y el sube y baja emocional en que vive, digamos, en una forma particular.

Largas caminatas es una de mis favoritas porque hablamos de todo, pero poco del chico que le gusta; en eso ella es una tumba faraónica. Eso es un Top Secret. Sin embargo, he podido aprender de las chicas populares, de los chicos con sus cortes de cabello estilo Justin Bieber; también he aprendido a observar y, algo difícil para mí, callar.

He aprendido mucho sobre la vida de una adolescente con nombre ruso, que tiene dos apellidos y habla español con su madre todo el tiempo. De una joven tratando de lograr su propia identidad en un mundo que la etiqueta y que nos etiqueta a todos.

Mi hija es muy buena estudiante, participa en los clubes que ejercitan el cerebro y en los que sacan músculos en su cuerpo. Tiene bastantes amigas, en fin, es una joven normal, hasta que le saltan sus benditas hormonas.

Ayer le hice una pregunta y me respondió con un seco: NO. Le hice otras preguntas y sus respuestas fueron una retahíla de noes. Eran unos lacerantes e inexpresivos:  NO.

Ante tantos “NO” decidí buscar un nueva alternativa, y gracias a mi curiosidad y al ingenio de Youtube, encontré una nueva táctica de ataque frente a esa enorme pared que está construyendo mi hija.

Por dos horas observé sus rostros y movimientos detenidamente. Practiqué frente al espejo y lo más difícil fue el movimiento de las órbitas de los ojos y extraer de lo más profundo de la cavidad bucal mi musculosa lengua.

En silencio fui a su habitación. Ella me miró, yo la mire. Nos miramos. De pronto di un grito amenazador acompañado de movimientos de brazos y piernas e inicié El Haka, el baile ancestral de guerra del pueblo Māori de Nueva Zelanda.

Ringa pakia
Uma tiraha
Turi whatia
Hope whai ake
Waewae takahia kia kino hoki

Terminé mi baile Haka haciendo un gesto de degollamiento con mi dedo indice cruzando el cuello.

Ella me miró, yo la miré y hemos lanzado una gran carcajada que no sé si sería por el tamaño de mi lengua o porque simplemente estábamos celebrado que esa enorme pared que nos separaba había caído estruendosamente.

Esta mañana rumbo a su escuela nos fuimos felizmente recordando nuestro Haka.

Los invito a ver el vídeo en Youtube que inspiró esta verdadera historia:“All Blacks vs France mean haka 2011 World cup winners”.