¨Era una noche tan oscura que nada se veía¨..SAZ…directo al basurero. ¨Era un día tan brillante que el sol deslumbraba¨…SAZ...definitivamente al basurero. ¨Me gustas cuando callas porque estás como ausente ¨… al basurero por eso de derechos de autor.
Cuatro días y tres noches en vela tratando de descifrar esto de haber sido llamada para ser JURADO para un caso criminal en los tribunales de Cincinnati.

Les escribo desde la corte donde estoy sentada en una mesa junto a un grupo de personas esperando ser llamados para servir como JURADOS.

Las horas pasan lentamente.

Sentada a mi derecha hay una mujer tejiendo el TIEMPO, otra a su lado la observa sin pestañar y a mi izquierda hay un hombre que maneja el tiempo con su teléfono móvil.

Yo simplemente escribo.

¨Me miraste y yo te miré…nos miramos¨…saz…a la cesta de la basura por mirones.

De pronto se escuchó por el altoparlante decir:

“Atención miembros del jurado” 

y el caballero seriamente empezó a leer una lista con nombres y apellidos, la mayoría anglosajones. Mientras la lista crecía, yo en silencio los contaba: ¨1,2, 13, 14 … 24.¨

Respiré profundo al ver que me habían llamado.  Continúe enredada en mi sueño de escribir una historia con un personaje tan contradictorio como para ser el protagonista de mi posible telenovela.

¨Sentada en la esquina de un sofá tratando de balancear el peso que ha llevado durante tantos años, levantó lentamente la mirada como desafiando el destino y observó como todos en la sala la miraban como si hubiese cometido un delito. Pero ella sabía muy bien que le había llegado el momento para dar a conocer el secreto que había guardado y enterrado por tantos años en el baúl de los recuerdos. El secreto que su hija no era la HIJA DE NADIE sino la HIJA de ALGUIEN que se llama…

¨ Atención ¨– otra vez el hombre en el altavoz me sacó de lo más profundo de mi telenovela – ¨ las siguientes personas por favor pasar a la sala principal ¨: Sarah P., Mary S, nerviosa empecé otra vez a contarlos: van 9, 10, 17 jurados y casi me caigo cuando escuché ¨Loorrenaa Morraaa-Moori¨

Dejé de trabajar en mi historia, cerré mi computadora porque sentí que me había llegado mi hora. La hora de saber la verdad de que si era o era jurado para el juicio penal.

Me presenté en la sala principal y nos pasaron al pasillo. Mientras esperábamos en una fila nuevamente escuché mi nombre:

“ Loorrenaa Morraaa-Moori “

En silencio y con una mueca en mis labios recordé que ese no era mi nombre, levanté mi mano y le dije al oficial de la corte mi nombre lentamente: “ Lo-re-na  Mo-ra-Mow-ry ”.

Lo dije con la certeza y la convicción que soy la hija de alguien y no la hija de nadie.

El señor me miró como si mi nombre sonara como cuando se pica hielo en la licuadora…tratarratratratratra.

Nos pidió seguirlo y todos los seguimos en fila india. Sólo recuerdo que era la número 18 y posiblemente la única comeuñas del grupo. Entramos a un salón grande, blanco y frío, con ventanas altas, y mientras nos sentábamos sentí como el juez, la secretaria, el acusado, su abogado y la fiscal, nos observaban como si conocieran nuestros más profundos secretos. Al sentarme, observé que a mi derecha estaban los familiares del acusado y sentada bien lejos, estaba una mujer con mirada desafiante que seguramente podía ser la víctima.

Por dos largas horas escuché a la fiscal y al abogado interrogar a los doce jurados sentados en la tribuna. Excusaron a varios de ellos y los sustituían por nuevos, hasta que encontraron los doce jurados ideales. El resto de nosotros volvimos a la sala de espera.

Con una sonrisa tímida en mis labios pensaba que no todos los días uno se siente feliz de haber sido descartada, eliminada o rechazada, pero esa alegría duró poco, porque al llegar a la sala principal me ordenaron esperar, ya que podía ser llamada nuevamente para ser jurado de otro juicio.

Yo abrí mi computadora para terminar de escribir mi historia La Hija de Alguien.

Todos esperaban en silencio y con el suspenso a flor de piel, ella respiró profundo y lentamente les dijo: ¨El padre de mi hija es….

En ese preciso momento la voz autoritaria del altoparlante nuevamente dijo: “ Loorrenaa Morraaa-Moori ” 

Sonreí al darme cuenta que la historia de ser jurado todavía tenía mucho más hielo que licuar.