La noche era clara…y la luz de la luna se colaba por mi ventana, yo estaba sentada en la esquina del sofá tratando de balancear el peso que he llevado durante tantos años, levanté la mirada como desafiando el destino lentamente observé a todos los que me miraban como si hubiese cometido un delito.

Pero yo sabía que me había llegado el momento de dar a conocer el secreto que había guardado y enterrado por tantos años en lo más profundo de mi ser. Era  hora de decir la verdad y mostrar al mundo que yo no era la hija de nadie sino la hija de alguien que se llama…”

Así es como empiezan las telenovelas pensé mientras decidía escribir mi historia. La historia de una mujer que vive en los Estados Unidos, que sueña en español y trabaja en inglés y que tiene un corazón que palpita al ritmo de dos mundos.

Un historia como la tuya, la de tu amiga o la mujer que tiene miedo de hablar o la que habla sin miedo. Una historia sin capítulos, sin ayer ni mañana sino de hoy. Una historia escrita en primera persona porque en la vida las protagonistas eres tu, soy yo, somos nosotras.  

Me llamo María de Todos los Santos, pero prefiero llamarme simplemente “María Te” para así evitar explicar que mi madre al colocar mi nombre, según ella, había logrado una extra protección ilimitada de por vida; una especie de garantía sin fecha de caducidad y con un seguro a todo terreno. Las amigas de mi madre son de todas parte de Iberoamérica y cada una tiene su santo de devoción, es por eso que mi madre decidió estar bien con sus amigas y por ende con los Santos. Gracias a la razón tal vez ilógica de mi madre crecí con un optimismo impermeable que me ha protegido y que me va a acompañar a luchar hasta que el cuerpo y el alma me lo permita.

Mi historia es larga y complicada, pero si esperas que sea una historia dulce y amalgamada estás equivocada y te recomiendo que dejes de leer mi historia y veas la telenovela de moda que nos recuerda que el amor no es ciego sino miope.

“María T,  Are you coming to the meeting?” – Mi compañera de lágrimas y de oficina me hizo salir del mundo en el que me sumerjo para construir historias y así poder entender la mía.

“Yes, I’m coming?” – le contesté. Tomé mi taza de café y con mi iPad me fui a la reunión del equipo de mercadeo de la empresa donde trabajo.

Desde el Censo 2010 y las elecciones del 2012 mi trabajo que era visto como una planta tropical que adornaba la esquina de la oficina, ahora me he convertido en la planta tropical que con una sonrisa sincera recibe instrucciones de personas que creen saberlo todo del mercado hispano. Así es mi vida, soñadora y extrovertida en español y obediente, callada e introvertida en inglés. Multicolor en español y monocolor en inglés.

Me levanté de mi silla, me coloqué mi blazer negro, me arreglé los pantalones negros y me miré en el espejo para confirmar que con mi atuendo pasaba desapercibida como el resto de mis compañeras de trabajo. Respiré profundo y me dirigí a la reunión recordando el consejo favorito de mi madre: “Sonríe al mundo como una margarita y el mundo te la devolverá”.   Pero viendo mi uniforme negro de oficina, mi sonrisa tal vez sea el de la Ninja Margarita.

Llegué a la reunión para conocer sobre la campaña publicitaria “Hispanas al Volante” que estamos elaborando para nuestro principal cliente interesado en llegar a las mujeres hispanas porque son las que decidimos el color del auto y porque somos las que llevamos el presupuesto en sus hogares.

Respiré profundamente y como toda planta tropical decidí adornar la mesa mientras disimuladamente miraba a Finn Oliver Demsey el hombre que me hace suspirar y soñar en tecnicolor en inglés. Finn, asi es como yo lo llamo, es el dueño de la empresa y su nombre me recuerda que mi historia de amor con Finn no tienen comienzo sino un “FIN” o “The End”.

Finn vive en un mundo que invisiblemente dice “NO ENTRAR” y que las velas que le pueda poner a  todos los Santos me pueden ayudar ni siquiera tocar para entrar.

Esta es mi historia que comienza con un Finn y con una sonrisa sincera que produce “patas de gallos” en el rostro porque los “sentimientos positivos son muy intensos”.

“María Te” – sorprendida escuché a Finn dirigirse a mi, al adorno tropical perfectamente sentado en la mesa y lo miré tratando de entender su pregunta en medio de cantos gregorianos y sonidos de héroes interplanetarios.

Me miro profundamente esperando mi respuesta y yo como palmera enfrentando una tormenta tropical apresurada le respondí con mi acento lleno de historias y aventuras:

“I will have that information ready this afternoon”.

Como toda una ninja ágilmente salí de la reunión y en silencio regresé a mi cubiculo agradeciendo a todos los santos por la garantía ilimitada de protección que me ofrecen y que me dieran fuerza para ponerle fin a esta historia de Finn.

Si pensabas que mi historia era sin un toque de romance, te equivocas y te recomiendo que te busques un libro de economía y finanzas. Pero si tienes deseos de conocer una historia de retos, sueños y de romance en tu tiempo, en nuestros tiempos, te espero la próxima semana para que conozcas más sobre las huellas de mi sonrisa.

Mi nombre es María de Todos los Santos y mi madre es de los Andes venezolanos y mi padre del desierto californiano.