Cartas a la Editora

Querida Lorena,

Quiero que escribas  – cuando te sientas inspirada –  sobre cómo a las mujeres con mentes tan ocupadas a veces se nos olvida dónde dejamos las cosas. Cuando nos pasa, nos volvemos un caos, un manojo de nervios y un huracán de estrés porque no las encontramos, y resulta que a veces las tenemos en nuestras propias manos….😊 ¡Ja, ja, ja!…😊 Tal como te pasó el día que no encontrabas tus llaves del carro y en escasos segundos se te borró la memoria; es un lapso mental que nos traiciona, pero al momento que las encontramos, retiramos y sonreímos.  Creo que a todas nos ha pasado en algún momento de nuestras vidas; tanto trabajo y tantos compromisos,  en fin, tantas cosas. Saludos,  Elvia

MLT: Gracias Elvia por tu nota y haré todo lo posible para escribir sobre los Lapsus Mentís que todas sufrimos cuando se nos pierden las cosas. Pero no esperes mucho, porque mis artículos que generalmente inspiran, siento que ahora expiran, y que mis divertidas historias de aventuras están congeladas por culpa de este largo y frío invierno. Pero por cosas extrañas de la vida, está semana me pasó algo interesante que vale la pena compartir y  que me ha inspirado a escribir el articulo titulado: La Capa y el Antifaz.  Espero que te guste, 

Lorena

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Límpiando la caja de disfraces de Halloween de mi hija me encontré una capa negra y el antifaz del Zorro y sin pensarlo dos veces, me lo puse y de inmediato sentí una sensación de poder inmensurable.

Así, vestida con mi capa y el antifaz decidí aventurarme a la cocina, y ante un montón de platos sin lavar, me eché la capa hacia atrás y como toda una mujer que tiene control de su vida, dije en voz alta:

Definitivamente tengo el poder, pero no tengo las ganas de lavar los trastes y solté una ruidosa carcajada ¡Ja,ja,ja,ja,ja,ja!  De inmediato salí de la cocina como toda mujer misteriosa que usa su capa negra para mostrar su PODER  y un antifaz para ocultar sus obligaciones.

Rápidamente entré a mi alcoba y, con la mirada de una mujer que nada le asusta, ante un montón de ropa por guardar, me eché la capa hacia atrás y con una poderosa voz dije:

Tengo el poder, pero no tengo las ganas y solté una ruidosa carcajada ¡Ja,ja,ja,ja,ja!

Lo interesante de mi historia es que la Capa Negra y el bendito antifaz me hicieron entender el poder y el control que tenemos las mujeres en el diario vivir.

Con la humildad que me caracteriza y con una sonrisa Maquiavélica dejé mi casa para hacer la entrevista pautada para el día. Llegué a la hora exacta y con la precisión de una persona que tiene todo cronometrado, de inmediato procedí a colocar la súper mini video cámara sobre la mesa y procedí a encenderla. De pronto mi sonrisa empezó a desvanecerse y lentamente vi que el caos se había apoderado de mi, al darme cuenta que la cámara no tenía el poder para funcionar.

¡Pamplinas!  – dije asombrada – Ahora tengo las ganas, pero no tengo el poder. ¡Que ironia!

Apenada recordé que tenía el cable de la cámara en mi auto, pero mi mente se quedó en blanco al darme cuenta que no recordaba dónde había puesto las llaves del auto, y en medio de un  huracán de estrés: el entrevistado, su secretaria y su asistente se ofrecieron a ayudarme a encontrar las llaves. Las buscamos por todos lados y nada.  Súper apenada por mi desorganización, decidí vaciar el contenido de mi bolso y ruidosamente cayeron las benditas llaves sobre la mesa.

Sin la sonrisa Maquiavélica ni la humildad que me caracteriza, ni la capa y antifaz del Zorro para mostrar mi poder y sin la ruidosa carcajada regresé a casa resignada al darme cuenta que el PODER se pierde si  no tiene baterías.