Definitivamente soy una mujer feliz, pensaba mientras el frío del otoño rozaba mis mejillas y sentía el optimismo que sólo siente la mujer emocionalmente preparada para enfrentar los largos y desolados días de invierno.

Entré a mi casa con una gran sonrisa en mis labios y como toda mujer organizada, decidí tomar tiempo para leer los titulares del día y estaba felizmente concentrada leyendo cuando de pronto me encontré con una noticia que me dejó seca y sin color, tal y como cualquier árbol expuesto al largo y frío invierno.

Como no podía creer lo que acababa de ver, decidí leer en voz alta la noticia, tal vez esperanzada en revivir el color de mis pálidas mejillas: ¨De acuerdo a un estudio del General Social Survey los hombres son desproporcionadamente más felices que las mujeres. En otras palabras, las mujeres se están haciendo más infelices mientras que los hombres se está haciendo más felices. Parte de la disparidad está arraigado en la vida familiar, en las carreras y el matrimonio. El estudio señala que las mujeres se estresan más sobre esas cosas que los hombres.”

Enjuagando mis lágrimas y sonandome ruidosamente la nariz, me armé de valor para ver la entrevista que Fredericka Whitfield  de CNN había hecho sobre el tema y en dónde un grupo de panelistas infelizmente explicaban: “La mayoría de las mujeres con o sin hijos, solteras o casadas, con o sin trabajo son menos felices que los hombres. Son un grupos de mujeres que no tienen nada en común, son mujeres diferentes con vidas diferentes, sin embargo todas son infelices.”

Pero como nunca falta una persona experta en la materia que sabe todo lo de la mujer a pesar de ser un hombre dijo: “El estudio sugiere que las mujeres de hoy son menos felices que las mujeres de hace 40 años.”`

Para concluir la entrevista la editora de la revista O con una cara no tan feliz dijo: “El estudio sugiere que las mujeres deben hacer cosas que las vigorice y les suba el ánimo. El problema es que las mujeres siempre tienen muchas cosas que hacer (HAVE TO DO) y nunca tienen tiempo para incorporar lo que realmente les gusta hacer. Si toman una hora del día para hacer lo que les gusta, serían mujeres más felices y eso hace una gran diferencia”.

Suspiré mientras pensaba en el Manual de la Perfecta Ama de Casa que había ordenado por internet para aprender a ser menos imperfecta y más feliz en el hogar. Pero en vista de las circunstancias, no me va a ser de gran utilidad, ya que ni soy ama de mi casa porque la casa le pertenece al banco ni soy dueña de mi felicidad porque la felicidad ha estado hipotecada los últimos cuarenta años.

Apagué la computadora y decidí irme a caminar para sentir como el viento frío congelaban mis mejillas y usar la única hora que tengo para hacer lo me gusta para empezar una nueva lista (HAVE TO DO) que pueda ayudar, a esta imperfecta ama de casa, pero felizmente infeliz, a prepararse para enfrentar este largo y desolado invierno.

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Artículo orginalmente publicado en Mujer Latina Blog .