Mi nombre es María, Simplemente María. — Cansada de repetir, deletrear, pronunciar, machacar, estirar y explicar mi nombre para que al final suene como un motor desentonado, destartalado o destemplado, he decidido simplificar mi vida cambiando mi nombre de Lorena a María, Simplemente María.

No es por que sea una mujer simple, lo que pasa es que en los Estados Unidos las mujeres hispanas, latinas o como se nos llamen, somos todas Marías.

En un país lleno de estereotipos y etiquetas donde la explicación se ve más como una complicación, siento que mi decisión de llamarme María, simplemente María, ha hecho mi vida más simple.

Pero como todas las decisiones no son nada simples, indagué en Youtube más sobre mi nuevo nombre y confundida encontré que María, la de Simplemente María, la famosa telenovela mexicana está doblada en muchos idiomas, incluyendo el ruso.

Ese pequeño descubrimiento me fortaleció porque el simple hecho de saber que  Simplemente María ha triunfado en otros continentes y ha traspasado las barreras culturales me llenó de una gran satisfacción. Pero también me hizo entender que en los Estados Unidos la historia de María, la de la telenovela que rompió records de audiencia a nivel mundial, no ha podido romper ni la barrera cultural ni la del idioma.

A pesar que muchas de nosotras sentimos que a las hispanas se nos ve como las Marías del primer capítulo, las que “dejaron su país o su pequeño pueblo natal para viajar por un mejor trabajo que las pudiera mantener de manera digna“, tal y como la historia en la telenovela. Lo que no saben o no quieren saber, es que esas Marías no somos nada simples ni nuestras vidas son tan simples. Al contrario, somos las Marías que con nuestro trabajo, esfuerzo y humildad estamos cambiando el rostro de los Estados Unidos mientras escribimos nuestras propias historias llenas de interesantes capítulos.

Si decido continuar llamandome María y como ya sé el final de la telenovela, lo único que tengo que hacer es seguir escribiendo y entrevistando a todas las Marías que están rompiendo las barreras culturales, educativas, políticas, económicas y sociales en los Estados Unidos, para ver si alguna día podemos mostrar en la televisión nuestras historias, tal como lo hizo la María,  la de Simplemente María.

Hasta ahora mi vida era relativamente simple, se me complicó al llamarme María, porque descubrí que en la telenovela simplemente María “José Ignacio, el hijo que María tuvo con el adinerado y vanidoso Juan Carlos del Villar, se enamoró de la hija de la malvada tía Lorena, quien odiaba a María y a su familia, por lo que prefirió verlo muerto antes de ver a su hija con él.”

Definitivamente la vida es es una telenovela.

Pero como creo que es muy difícil que las historias de las Simplemente Maríade los Estados Unidos, la mía y la tuya, las que vivimos en dos mundos y tenemos historias tal como las telenovelas,  nunca serán contadas.

Mientras eso sucede seguiré guardando el terrible secreto que Lorena, la de Simplemente María, la telenovela. es la mala de película (telenovela).

Lorena