Poema de Víctor García
De las tumbas floridas de Tzintzuntzan*
un amarillo de cirios y flores
y una brea de pino encendida
esparcen aroma, luz e incienso,
sinestecia que embriaga
y confunde los sentidos,
rica ofrenda que empalaga
a las anímas alegres
de nuestros seres queridos.
La luna brilla luminosa
en plenitud majestuosa.
rostros plateados de mujeres
pilares de la cultura
posan serenas y cabizbajas
meditando en la quietud
del silencio de la noche.
Rebozos grises y negros
cubren la semblanza de un
pasado simbólico
cobijan cuerpos sombríos
de mujeres fuertes
que yacen postradas
en coloridos petates
en el obscuro y solemne
frío terruno.
La espera es larga
y sereno el ambiente.
En la madrugada
los espíritus de los muertos se guían
por el colorante sendero del zempaxochitl**
por la luminosidad del ambiente
por el olor inconfundible de la resina
y por el exquisito manjar de la ofrenda.
Al fin el anhelado momento llega
las ánimas de los difuntos
triunfantes ingresan
en las almas de los vivos
covivio de regocijo anual
de vitalidad y aliento
nutrición a la existencia
despojo de la soledad
de entes radiantes hermosos
inquebrantables seres amorosos
enfrentados a la realidad
con una sola consigna
sin reposo coptando
con su misión en la vida.
Poema de Víctor García
Noviembre 2, 2000
*Tzintzuntzan – Nombre purepecha que significa lugar donde cruzan los colibrís. Centro ceremonial religioso y militar purépecha famoso por la arquitectura de sus yácatas, monumentos edificados, en una de las laderas del lago Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, México.
**Flor de mueerto.