Sintiéndome derribada, cansada, deprimida, desaliñada y hasta despeinada estaba sentada en el asiento 16B de mi vuelo de regreso a Cincinnati. Sumergida en mis pensamientos y bostezando me encontré en medio de dos completos extraños y viendo su poco interés de hablar, decidí revisar mi correo antes de despegar de Los Ángeles.
No habían muchos, pero uno me hizo sonreír y era el correo de una amiga a quien admiro mucho y que me hace sentir una mujer contemporánea en medio de los maizales de Ohio.
Su correo era corto y sustancioso, lo leí y releí tratando de descifrar si estaba escrito en clave o con un mensaje oculto, como los que traen las galletas de la fortuna, pero honestamente no era ni tan oculto ni tan Confucio, al contrario, era un correo escrito con un simple mensaje.
Cerré los ojos para digerirlo y de pronto sentí un calor que me estremeció y una sensación medio extraña que me hizo sentirne nuevamente aliñada y peinada. Salté del asiento mientras me limpiaba rápidamente las tres lágrimas que generalmente derramo para lavar mi fachada gris y colocar nuevamente mi sonrisa de Ninña Margarita.
Mire a mis compañeros de vuelo para ver si habían notado mis cambios, pero ellos sentados ensimismados en sus mundos miraban fijamente el respaldar del asiento delantero tal vez reflexionando sobre los avatares de sus vidas.
Me apreté el cinturón de seguridad, tal vez temerosa que podía saltar nuevamente del asiento, pero esta vez como una de esas héroes que solo se ven en las películas de palomitas de maíz. Respire profundamente tres veces y decidí volver a leer filosóficamente el mensaje:
“Tengo muchas ganas de verte para hablar de nuestras decisiones de mujer multifacética. Necesitamos una de esas conversaciones nuestras donde estudiamos el mundo, nos tiramos de los pelos, respiramos, ahorcamos a los que nos oprimen, respiramos otra vez conteniéndonos y luego al final SALE una bella y firme determinación de hacer algo ENRIQUECEDOR para nuestro cuerpo, alma y familia. “
“Vuelvo al frente..a continuar escribiendo… Tu amiga, E.¨
Apagué mi teléfono móvil sintiéndome una mujer multifacética que usa su raciocinio para evitar que la vida se le pase solita como si viviéramos en neutro, las que ven injusticias y las resuelven como si nos tiráramos los pelos y ahorcáramos a los que nos oprimen, pero que respiramos para contenernos y al final tomamos decisiones firmes y enriquecedoras para nuestro cuerpo, alma y familia.
“Dentro de unas horas estaré de regreso a Cincinnati y volveré al frente…a continuar escribiendo” –pensé mientras sentía el avión despegar – “porque detrás de un I (YO) de una hispana hay un WE (nosotras). Es trabajar unísono amasando nuestro futuro y luchando por lo que somos y por lo que queremos ser. Es estar unidas al frente con cuerpo, alma, familia y comunidad rompiendo ciclos de fracaso, de injusticia y de silencio.”
Ensayo dedicado a mi sabia amiga que sabe pescar con sus manos y prepara el mejor pan del mundo.